Lecturas: "El retorno a la tierra"

Un cúmulo de novedades me espera impaciente. Son demasiados cómics como para poder leerlos todos de una sentada, así que tendréis que armaros de paciencia y soportarme varias reseñas a lo largo de estas próximas semanas. Comenzamos con una exquisita edición por parte de Bang! de la incursión en el subgénero de la tira cómica de Manu Larcenet.



El retorno a la tierra 1: La vida auténtica
Jean-Yves Ferri y Manu Larcenet
Bang! Ediciones


Una joven pareja decide instalarse en el campo, en la villa del Rabanillo. Son María y Manu, ilusionados por dejar atrás el ruido infernal, el caos de la civilización, y realizar un cambio a mejor. Para oler la hierba fresca de buena mañana, escuchar el canto de los pajaritos, ver árboles en lugar de edificios y, en definitiva, disfrutar de una apacible y bucólica vida en consonancia con la naturaleza. O al menos ésa era la idea, porque Manu es demasiado urbanita como para dejar atrás los avances tecnológicos y enfrentarse a un estilo de vida algo más rudo y... peligroso. Si a esto le sumamos el señor Braulio, un casero un tanto peculiar que siempre asoma la cabeza por la ventana del caserío, y una malvada bruja personificada en la anciana señora Morticia, amén de un ex-alcalde iluminado, un gato que tampoco se ha adaptado a su nuevo entorno y las visitas de los compañeros de ciudad, tenemos como resultado un elenco de personajes variopintos que alimentan sobradamente una serie de divertidos gags. En ellos se nos presentan con sorna los desengaños, las sorpresas y el shock que se lleva un pobre chico de ciudad en el campo, la dura pero cómica situación de una persona desubicada, en un lugar donde todo escapa a su férreo control.

Jean-Yves Ferri narra con histrionismo las desventuras del auténtico Manu Larcenet en su mudanza a la campiña francesa. En una sucesión de cortos gags, nos lleva desde el traslado hasta el primer invierno, encadenando un miedo tras otro que el pobre dibujante sufrió en sus carnes. Le cuesta coger el pulso al formato y a la idea principal de este cómic, pues comienza con torpeza en la estructura de la tira cómica y cayendo inmediatamente en los tópicos. El miedo a los elementos de la naturaleza, la dependencia tecnológica y la fragilidad y la ingenuidad de un parisino en un entorno rural son temas facilones que mal conducidos llevan al aburrimiento. Afortunadamente, Ferri pronto se acomoda tanto al formato escogido como al entorno que va a representar, y, como de la noche al día, asistimos a episodios verdaderamente descacharrantes, con unos personajes desbocados y unas situaciones un tanto inusuales. Mención aparte merece el trabajo de Manu Larcenet, quien desde el principio tiene las ideas bien claras de cómo va a presentarnos la villa del Rabanillo en todo su apogeo; no en vano es él mismo quien vivió esta situación. Larcenet, como nos tiene acostumbrados, tiene un dibujo con un toque infantil que enamora. La sencillez de los personajes contrasta con la expresividad de los mismos, si bien es cierto que éstos caen repetida y casi exclusivamente en la sorpresa y el enfado. Es el tradicional motor de la tira cómica, tan simple en su concepción como difícil en su interpretación. Pero Larcenet y Ferri consiguen arrancarnos una sonrisa tras otra, de complicidad o pura carcajada desatada.


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