Lecturas: "Casi..."

No estoy acostumbrado a ciertos cambios de registro que a veces emplean los autores. Me chocan, sobre todo si son como el que Manu Larcenet realiza en Casi....



Casi...
Manu Larcenet
Bang! Ediciones


Conocemos a Manu Larcenet sobre todo por su gran obra Los combates cotidianos (Norma Editorial), en la que, haciendo uso de un dibujo caricaturesco, nos relata con un inusitado equilibro entre humor y drama una bella historia de la condición humana en estos tiempos contemporáneos. En El retorno a la tierra (Bang! Ediciones) continúa con su estilo gráfico particular en una serie de tiras cómicas las vicisitudes de una pareja cosmopolita que abandona la ciudad para ir a vivir al campo. Casi... es uno de esos experimentos alejados del convencionalismo que el autor se regala de vez en cuando, en el que nos cuenta un breve y desgarrador episodio durante su prestación en el servicio militar francés.

Este libro se aleja completamente de lo visto hasta el momento de Larcenet para mostrarnos un trazo más crudo e impresionista, repleto de espacios negros, agobiantes vacíos, que se adapta a la perfección al tono pesimista y al lento ritmo de la historia. Este dibujo es alternado con pausas minimalistas que sirven no para desdramatizar la oscuridad del relato, como en un primer momento se podría pensar, sino para todo lo contrario: el protagonista aprovecha para hablar con su madre y sincerarse, pedir desesperadamente ayuda. Es curioso el efecto que se consigue, pues son más emotivas estas interrupciones, estas huidas, que las escenas en teoría más "realistas". Quizá porque los personajes se diferencian y por tanto cobran personalidad, al contrario que los que aparecen en los pasajes del servicio militar, completamente indistinguibles, anulado el individuo como así se pretende mediante el adiestramiento.

Larcenet, con todo el tiempo del mundo, nos va preparando para el momento álgido del relato. Nos vamos introduciendo paulatinamente en la mente asustada del protagonista, comprendiendo a medida que avanzamos las páginas los sentimientos de soledad y desazón que le atacan, la nostalgia que le invade y la sorpresa acompañada de subyugación ante las decisiones de los altos cargos militares. Por eso acabamos disculpando la acción final, el arrebato de ira que se apodera de uno de los personajes. Nos implicamos de tal forma en la historia que casi le ayudamos a apretar el gatillo.

De esta forma, parece que Larcenet pretende exorcizar sus demonios y gritar a los cuatro vientos el sinsentido de un servicio militar deshumanizador basado en la humillación constante.


Páginas interiores:

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