Lecturas: "Mujeres"

Yoshihiro Tatsumi es un imprescindible en mis estanterías. Por eso, Mujeres tenía que devorarlo en un santiamén, no podía esperar más.



Mujeres
Yoshihiro Tatsumi
La Cúpula


Yoshihiro Tatsumi es el padre del manga adulto, el gekiga, el género con el que los mangakas se servían para hacer crítica social en un entorno crispado políticamente y revolucionario en sus pasos hacia la modernidad. En 1957 acuñó este término, que significa literalmente "imágenes dramáticas", a aquel manga maduro y preocupado, adulto en contraposición al imperante manga juvenil de la época. La paulatina desaparición del medio por el que se distribuía este tipo de manga, las bibliotecas de préstamo, no impidió que Tatsumi fuera uno de los autores que trascendieran la frontera del país del Sol naciente y su obra se exportara a Europa y los Estados Unidos. Primero en Francia y luego en Italia y España, donde Qué triste es la vida se convirtió en el primer gekiga publicado en nuestro país, al que seguirían otras historias breves dentro de El Víbora. Durante un tiempo parecía que nos habíamos olvidado de él, pero recientemente hemos podido leer recopilados varios de sus relatos en los libros Infierno, La gran revelación, Goodbye y Venga, saca las joyas.

Mujeres es el vehículo que utiliza el autor para mostrarnos una faceta suya cuya lectura superficial se nos puede antojar un tanto misógina, pero que refleja con real crudeza la decadencia de una sociedad nipona en crisis y falta de identidad. Las mujeres de Tatsumi son frías y calculadoras, bien por interés propio, por recelo o por despecho. El pasado les atormenta un presente en el que tienen que emplear subrepticiamente sus famosas armas de mujer. El sexo o la compañía, una herramienta que atrae y desvalija los bolsillos y los corazones de los incautos, que usan sin compasión para redimirse ante sí mismas; para reivindicarse, para demostrarse por encima de los demás y sobrevivir en una jungla donde el dinero es el único poder que rivaliza con el sexo.