Lecturas de salón (VIII)

Estoy a pocos minutos de matar a mi jefe si no me da el viernes libre para poder ir a Gijón. Tanto trabajar merece una pequeña recompensa, digo yo. Mientras espero afilando el hacha, os dejo unas pocas reseñas de lecturas que he podido disfrutar estos días tan atareados en los que me encuentro. Nunca, nunca, hagáis coincidir una mudanza con un período de trabajo intenso. Por cierto, que las reseñas no están escritas en el horario laboral ;)


Kyle Baker Cartoonist
Kyle Baker
Planeta DeAgostini


Bonito y manejable libro recopilatorio de tiras cómicas realizadas por el dibujante Kyle Baker, que se divide en dos partes bien diferenciadas. La primera parte conjuga varias tiras de temáticas muy diversas en las que trabaja los chistes mudos, gráficos y algunas tiras algo más macabras y/o "liberales". La libertad creativa de la autoedición en el cómic original hace que Baker se atreva con algunos temas más tabú en los Estados Unidos, aunque aquí los veamos algo más adocenados y poco hirientes. Por otro lado, nos encontramos con las aventuras de la familia Baker, donde el dibujante autoparodia algunos momentos cotidianos con su mujer y sus dos hijos. Es aquí donde se ve más cómodo al autor, conoce mucho mejor el ambiente y los personajes y se desenvuelve con más soltura. Las situaciones narradas son las típicas de una familia con dos hijos pequeños que harán las delicias de los lectores que se encuentren con el mismo panorama al llegar a casa y que arrancarán una sonrillisa a los demás.


Gregory
Marc Hempel
Planeta DeAgostini


Divertidísimo, iconoclasta, surrealista... Todo lo extraño y enfermizo que puede salir de una mente, pero sazonado con humor, en este libro realizado por Marc Hempel donde el protagonista es un niño encerrado en un manicomio cuya única frase mínimamente con sentido que puede pronunciar es "Yo Gregory". Desde el interior de su celda será testigo de lo que ocurre en la calle, le intentarán dar el alta sin éxito, cambiará de celda... pero todo volverá a la normalidad (dentro de los parámetros del manicomio, claro está). Contará además con la compañía de la rata Herman Mervin, auténtico motor cómico del libro. Sus continuas divagaciones filosóficas, devaneos homosexuales y sucesivas resurrecciones terminan por hacer de Herman la estrella de los mejores episodios.