Lecturas: "JLA - Otro clavo"

Fin de semana, quién lo diría. Espero poder subir hoy varias reseñas, que hace tiempo que las tengo dejadas de lado y no es plan. El trabajo y los estudios me quitan demasiado tiempo del blog, pero como espero poder tener unas jornadas de descanso, también espero reanudar con fuerza el ritmo de subidas de reseñas. Para empezar, JLA: Otro clavo...



JLA: Otro clavo
Alan Davis
Planeta DeAgostini


Hace ya siete años, Alan Davis creó la miniserie JLA: El clavo, dentro de los Otros Mundos de DC (marco donde se refugian aventuras fuera de continuidad de personajes de la editorial). La protagonizaba una encarnación de la JLA de la Edad de Plata, salvo por la ausencia de un Superman que no había aparecido en dicho universo y cuyos integrantes eran repudiados por la gente de a pie como el resto de la comunidad de metahumanos a causa de unas maquinaciones en la sombra de un desconocido enemigo. El mayor atractivo de esta primera miniserie radicaba en un mundo que desconocía la presencia de Superman y cuyos héroes no tenían la figura del hombre de acero como modelo a seguir. En un entorno de intolerancia, persecución y paranoia, Alan Davis construyó una aventura de superhéroes al uso, una historia colorida y excitante, épica, donde la aparición de varias interpretaciones de héroes de DC mitigaba el ansia de todo fan de ver una versión grandiosa de sus personajes favoritos desde la óptica de los lápices reinterpretativos pero homenajeadores de Davis. El clavo se centró en los problemas de las grandes figuras del panteón superheroico de DC: Green Lantern, Flash, Wonder Woman, J’onn J’onzz y Batman; parias en una sociedad que los odiaba. El clavo resultaba una metáfora interesante en su planteamiento y, sobre todo, intrigante por el paradero de Superman. Finalmente, y como no podía ser de otro modo, se revelaba la identidad del misterioso enemigo en las sombras y se descubría dónde había estado tanto tiempo Kal El, quien, a la postre, se integraría en el supergrupo por excelencia tras derrotar al malvado villano.

Entre tanta pesquisa en El clavo, se sugiere un conflicto universal que afecta a los personajes cósmicos que integran los Nuevos Dioses y los Green Lantern Corps. Otro clavo comienza con magnificencia, con una guerra de proporciones cósmicas entre Nueva Génesis y Apokolips que amenaza la propia existencia del universo. Pero hay algo más, un peligro en ciernes que hará temblar los cimientos del tiempo y el espacio. La batería de los anillos de poder de Oa se está debilitando y los guardianes desconocen el origen de esta irregularidad. Para colmo, se empiezan a manifestar anomalías temporales, cruces entre los multiversos, aberraciones que no auguran nada bueno. Los superhéroes han de averiguar cómo evitar el desastre que se vaticina. Por ello, se forman varios grupos que tratarán de poner fin a estas singularidades desencadenadas por un origen desconocido.

Alan Davis retoma su universo DC particular con una aventura “más grande que la vida”. La JLA está formada para este tipo de situaciones, se necesita la reunión de los mayores héroes para hacer frente a un desastre universal. El problema viene cuando no se manejan bien los tiempos. A la vez que el grupo se dispersa en busca del origen de las anomalías, Davis trata de profundizar en las nuevas versiones de los personajes y en las consecuencias que tuvo la primera miniserie sobre ellos. Superman es el novato del grupo, ha sido criado por una familia Amish y no se parece en nada, excepto en bondad, a su tocayo original. Batman vive atormentado, no por la muerte de sus padres, sino por la de sus púpilos a manos del Joker. Dos situaciones que podrían dar pie a un análisis profundo de las nuevas personalidades que serviría para contrastar con tino con los originales, pero todo queda en agua de borrajas. Davis pasa con demasiada superficialidad sobre este tema, quedando la historia, pues, a manos de un desarrollo normal y corriente de una amenaza cósmica como hemos llegado a leer miles. Sólo al final se intuye como excusa para esta segunda parte el poder rendir tributo a un personaje demasiado maltratado en la primera.

Como también sirve para que Alan Davis demuestre sus conocimientos y su amor por el universo DC. Otro clavo es un continuo desfile de personajes de la editorial, referencias a grandes sagas y, ante todo, un tributo a las creaciones de Jack Kirby. Visualmente, esta miniserie ofrece la espectacularidad que requiere una empresa de tamañas características. Kirby era un superdotado para imaginar nuevos y maravillosos mundos, para concebir maquinarias imposibles, y Davis lo reconoce. La máquina de solución omega que construye Darkseid es, en su concepción, puro diseño kirbyano, así como la armadura que viste para canalizar todo su poder. La presencia de los Nuevos Dioses siempre obliga a echar la vista atrás y reconocer el talento de “el Rey”. Davis va más allá y confiere una personalidad más cruel si cabe a Darkseid, cuyo apoteósico destino final está en consonancia con la grandeza de tal personaje. El diseño que hace posteriormente el inglés en una amalgama entre dos Nuevos Dioses y un anillo del poder es, simplemente, genial. Pero, quizá lastrado por la grandilocuencia de esta historia, la narrativa queda relegada a un segundo plano, primando por encima de todo el efectismo y la aparición masiva, sin ton ni son, de multitud de personajes. No obstante, el inglés es todo un maestro y un modelo a seguir por todo dibujante de superhéroes que se precie. En Otro clavo vuelve a dar una clase magistral de lo que gráficamente debe ser un cómic de este género.

Argumentalmente, deja mucho que desear: lo que podría haber sido una inusual introspección de una versión alternativa de Superman o una magnífica recreación de un universo tan rico, se queda en una historia ya manida que no nos huele a nada nuevo. En cambio, sirve como excusa para satisfacer a los fans del universo DC, a los que adoran las epopeyas galácticas y los amantes de las bellas imágenes que es capaz de crear el gran ilustrador inglés.