Lecturas: "La mala gente"

Bien, comienzan las vacaciones para unos pocos afortunados. Por suerte, yo me cuento entre ellos y, por ello, entre otros menesteres, esta Semana Santa pienso hincharme a leer cómics con el objetivo de poder ver la superficie del estante donde tengo apilados los libros pendientes. No podía empezar por otro, más que por el laureadísimo La mala gente.



La mala gente
Étienne Davodeau
Ponent Mon


Estamos en los Mauges de la postguerra, una región del sudoeste de Francia tradicionalmente conservadora y católica, de donde proceden los padres del autor Étienne Davodeau. La mala gente es la historia de sus padres, de su lucha sindical por un trabajo y una situación digna ante un poder clasista y anquilosado, pero sobre todo es un homenaje a la memoria colectiva de aquella Francia en proceso de reestructuración política. Sería en los 60 cuando las reclamaciones de toda una comunidad serían seriamente escuchadas. A partir de los recuerdos de sus padres, Marie-Jo y Maurice, el autor rinde homenaje a aquellos insatisfechos, incómodos con su forma de vida, que no tuvieron otra alternativa que protestar ante una situación intolerable. Davodeau no escatima esfuerzos en mostrarnos esta historia en toda su amplitud. En un momento dado, a su padre, que afirma que "no hemos hecho nada más que los demás", el autor sentencia: "Precisamente. Todos vuestros amigos militantes han tenido trayectorias bastante parecidas a las vuestras... Contar la vuestra es evocar la suya".

Desde el abandono del campo para ingresar en la cadena de montaje hasta la aficilación sindical, lo que nos encontramos aquí es un pedazo del patrimonio francés. Por eso, no es de extrañar que el lector más joven se pueda llegar a sentir apartado. La situación es bien distinta: estamos ante la vida de unos obreros en una época (treinta años desde el final de la guerra) y en una región muy particulares del país vecino. El contexto, no obstante, no es demasiado diferente a nuestro pasado reciente, y por ello no deja de ser clarificador de todo lo que se generó alrededor del mayo parisino del 68, el cambio político inmediatamente posterior y, en definitiva, el estado de la situación laboral actual. El antagonismo entre la Iglesia (con mayúscula) y la férrea patronal contra la clase obrera, esa simetría que se muestra ya en la portada, es perfectamente trasladable a nuestro pasado más cercano. Tampoco hace falta que pensemos en nuestro país, sólo cabe recordar a nuestros emigrantes en tierras galas por aquel entonces. Francia fue un punto referente para muchos inconformistas del statu quo, y sus cambios repercutieron en demasiados gobiernos.

Narrado como un documental gráfico, La mala gente ha conseguido ser uno de los álbumes más laureados en Francia de los últimos tiempos. Premio al mejor guión en el festival de Angoulême, premio del público en el mismo festival, premio de la crítica y premio France-Info al mejor cómic de actualidad son los galardones que avalan esta obra que se acaba de publicar en España de la mano de Ponent Mon. Un reconocimiento unánime que no deja lugar a dudas de la calidad que trae consigo. En La mala gente, Davodeau nos mueve del pasado al presente con mano certera, a través de las palabras de sus progenitores, contrastando la actualidad con la recreación de unas memorias vívidas. No nos encontramos simplemente ante un reportaje, sino ante un diálogo descrito en sobrias imágenes que flirtea con la autobiografía, en un episodio de tributo a unas gentes que no hacían honor a su mote.

3 Comentarios:

  • Que no se espere en este cómic una historia a la usanza, sino como muy bien dice el Frutero, que es un docu-cómic (documental gráfico, para que nos entendamos)harto político y muy denso. Abtenganse lectores apresurados y que busquen entretenimiento. Particularmente no entiendo tanto premio ante una narración gráfica tan poco ágil. A mí, que me gusta lo político y lo lento, me aburrí un poquito... no había sorpresa de guión, ni sorpresa gráfica en absoluto. Un cómic o docu-cómic que, dado el tema que toca, no arriesga nada.

    Por Blogger Yorkshire, a las 10:49 p. m.  

  • Es un álbum que apela al recuerdo, al reconocimiento de sus raíces, y yo creo que lo hace con sinceridad y con unas soluciones gráficas apropiadas aunque aburridas, sí.

    Los premios franceses son, precisamente, por la novedad temática y por el rigor histórico, supongo.

    Por Blogger tirafrutas, a las 11:00 p. m.  

  • ...sí, intervengo meses más tarde, sólo para comentarte que he enlazado este post desde el mío, en Estodigo. Me gustó tu definición del asunto ;)

    Por Blogger Octavio B. (señor punch), a las 9:59 a. m.  

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